Cuando hablamos de fútbol auténtico no es sólo una expresión, los clubes de Segunda B y Tercera son un verdadero ejemplo de sacrificio y amor por el fútbol. Y es que ser futbolista no siempre es tener una vida de lujo, muchas veces es tener que hacer un doble esfuerzo para dar el 100% en el campo y en su trabajo.

El Portugalete es un ejemplo de este fútbol obrero: trabajan codo con codo con sus jugadores para que puedan combinar sus dos empleos y sacar lo mejor de sí. Conocemos sus historias en Balompédicos: Trabajar duro.